Pablo

Como un miércoles más, hay visita en la Biblioteca. Esta vez es una clase de unos niños de tres años, por lo que supongo que la visita no dará demasiados problemas (aparte de los propios de los niños de esa edad). Entran todos alborotados y entre presentaciones, miradas de asombro, miniaturas de mochilas y abriguitos, una profesora me alerta: "Pablo es ciego". Me sorprende el comentario pero continúo con la visita como si Pablo no fuese distinto.


Pablo escucha atentamente las historias que le cuentas. Agarra los libros con fuerza pero los trata con cariño. Pasa cuidadosamente las páginas a medida que le explicas el cuento. Te señala una página y te pregunta qué aparece ahí. Toca y absorbe suavemente las texturas del soporte: papel, plástico, pelo sintético, velcro, ropa. Dice "Fin" cuando llega a la última página y juega a escoger qué libro es mejor.
Pablo es dulce, agradable, expresivo, inteligente y atento. Todos sus compañeros están al tanto: "Pablo, hay escaleras", y él las baja sin ningún problema. Todos los niños le acercan libros y le cuidan y tiene una amiga que no deja de cogerle la mano.


Podríamos pensar que es injusto que con tres años no puedas ver nada. Sin embargo, Pablo, lejos de parecer tener alguna preocupación, se lo pasa en grande. Agradecido es la palabra.

Comentarios

fpjerez ha dicho que…
que pasada... me ha emocionado ;-)
Sofía Möller ha dicho que…
A veces pasan cosas así :)

Gracias por comentar!
Carola ha dicho que…
muy emotivo, piel de gallina...! pequeñas lecciones de vida para saber sonreir un pelín más! besos guapetonaaa!
Sofía Möller ha dicho que…
Muchísimas gracias, Carola!!

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