#redessociales
Después de ver la película La red social, del director David Fincher (que recomiendo si os interesa el universo creado por Mark Zuckerberg o bien si os interesa la idea de hacer vuestro propio proyecto y poder vivir de ello, algo complicado pero no imposible), he pensado sobre las redes sociales, la importancia de tener tus propios espacios en Internet, el abrir tu correo electrónico diariamente, el informarte y comunicarte minuto a minuto y de lo que supone sentirte algo enganchado a todo ello.
No llego a entender por qué se ha vuelto indispensable para muchos; las novedades siempre parecen indispensables (como dice algún eslogan: "No lo necesitas, lo quieres") y efectivamente no se trata de una auténtica necesidad. Algunos necesitan abrir el correo electrónico del trabajo para contactar con sus clientes, sí, pero nadie les obliga a crearse un perfil en Facebook o rastrear todos los blogs que hablan de moda... Entonces, ¿qué es lo que tiene este mundo paralelo que hace que tanto nos guste?, ¿podríamos estar un par de días desconectados?. Seguramente una de las cosas que atraen es la rapidez (con la prensa digital puedes saber lo que ocurre cada minuto; la prensa en papel tiene su encanto pero deberás esperarte 24 horas para saber). La segunda que se me ocurre es la sociabilidad, la web 2.0. nos permite intervenir de forma sencilla y directa. Y la tercera razón es que en Internet puede participar todo el mundo y por lo tanto puedes encontrar casi cualquier cosa de formas diferentes: seas como seas, siempre encontrarás tu rincón en Internet.
Pero aquí viene el peligro. Deberíamos ser conscientes de que esa rapidez, esos mensajes cortos, esa simplificación absoluta de todo se nos puede volver en contra porque como en todo, nos acostumbramos a esto y perdemos la concentración para otras cosas. He leído el artículo Un mundo distraído, que habla del libro Superficiales, de Nicholas Carr, que comenta que ese bombardeo de información hace que perdamos soltura en leer textos largos y en fijarnos en una sola cosa: "Internet alienta la multitarea y fomenta muy poco la concentración".
Todo esto me ha recordado también a un post de Javier Leiva que leí hace tiempo donde comentaba los cambios que había experimentado en la lectura, como el acostumbrarse a leer de forma fragmentada.
Acabo de darme cuenta de que mientras escribía todo esto, he hecho otras muchas cosas a la vez (cortas y rápidas, pero muchas) y todas las lecturas han sido en diagonal, ¿es que no he sido capaz de concentrarme sólo en una?
Creo que más que cambiar hábitos, debería combinarlos.
No llego a entender por qué se ha vuelto indispensable para muchos; las novedades siempre parecen indispensables (como dice algún eslogan: "No lo necesitas, lo quieres") y efectivamente no se trata de una auténtica necesidad. Algunos necesitan abrir el correo electrónico del trabajo para contactar con sus clientes, sí, pero nadie les obliga a crearse un perfil en Facebook o rastrear todos los blogs que hablan de moda... Entonces, ¿qué es lo que tiene este mundo paralelo que hace que tanto nos guste?, ¿podríamos estar un par de días desconectados?. Seguramente una de las cosas que atraen es la rapidez (con la prensa digital puedes saber lo que ocurre cada minuto; la prensa en papel tiene su encanto pero deberás esperarte 24 horas para saber). La segunda que se me ocurre es la sociabilidad, la web 2.0. nos permite intervenir de forma sencilla y directa. Y la tercera razón es que en Internet puede participar todo el mundo y por lo tanto puedes encontrar casi cualquier cosa de formas diferentes: seas como seas, siempre encontrarás tu rincón en Internet.
Pero aquí viene el peligro. Deberíamos ser conscientes de que esa rapidez, esos mensajes cortos, esa simplificación absoluta de todo se nos puede volver en contra porque como en todo, nos acostumbramos a esto y perdemos la concentración para otras cosas. He leído el artículo Un mundo distraído, que habla del libro Superficiales, de Nicholas Carr, que comenta que ese bombardeo de información hace que perdamos soltura en leer textos largos y en fijarnos en una sola cosa: "Internet alienta la multitarea y fomenta muy poco la concentración".
Todo esto me ha recordado también a un post de Javier Leiva que leí hace tiempo donde comentaba los cambios que había experimentado en la lectura, como el acostumbrarse a leer de forma fragmentada.
Acabo de darme cuenta de que mientras escribía todo esto, he hecho otras muchas cosas a la vez (cortas y rápidas, pero muchas) y todas las lecturas han sido en diagonal, ¿es que no he sido capaz de concentrarme sólo en una?
Creo que más que cambiar hábitos, debería combinarlos.
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